Parece que ha pasado un siglo desde que estábamos tumbados en la playa, pero tan solo han sido unas horas de viaje. Llegamos a casa y deshacemos con mucha pereza las maletas, ponemos lavadoras y nos abruma poner la casa al día. Si, todo apunta a que se han acabado las vacaciones, han sido dos semanas ( tres para algunos afortunados) de desconexión, pero la vuelta a nuestro trabajo y a la rutina nos entristece/agobia/disgusta, es el llamado síndrome postvacacional. Dura unos días, en algunos casos se tardan incluso semanas en coger el ritmo. Eso a nosotros, adultos, maduros con consciencia de obligaciones y responsabilidades. Pedimos comprensión y apoyo, pero eso si, a nuestros hijos les exigimos ganas y energía en la vuelta al cole. Que no protesten, que se adapten en uno o dos días, que vuelvan a coger rutinas de sueño, comida, deberes… Se lo pedimos a ellos, niños que llevan casi tres meses preocupándose de sus juegos, en la mayoría de los casos sin madrugar, sin rutinas y do...